EL PROCESO DE ADMISIÓN EN EL EQUIPO*

*Trabajo presentado en la 1º Jornada del Equipo de Niños del Hospital Alvarez: “La clínica hospitalaria, obstáculos e invenciones” (2011)

Lic. Marcia Kuthnick
Lic. Mariana Martinetti
Lic. María Luz Murúa

Nos propusimos reflexionar acerca del proceso de admisión tal y como se lo concibe en el Servicio de Salud Mental Infanto Juvenil, en el Equipo de Niños del Hospital. Las ideas que aquí planteamos fueron surgiendo como una serie de interrogantes trabajados dentro del Grupo de Discusión y a raíz de nuestra participación en las distintas entrevistas de admisión.

El ingreso de los pacientes al Servicio de Salud Mental, Equipo de Niños se realiza a través de una admisión general y posteriormente una entrevista de admisión que realiza la Coordinadora del Equipo.  Las consultas pueden ser espontáneas o a través de la derivación de otros servicios, de otras instituciones de salud o de la Escuela. A partir del proceso de admisión se evaluará si los recursos con los que se cuenta son los adecuados en cada caso y si se podrá admitir al niño en el Servicio designándole un profesional psicólogo que llevará adelante el tratamiento o bien, se realizará una derivación externa, a otra institución por ejemplo.

La orientación teórico-clínica con la cual se trabaja dentro del equipo tiene como fundamento el psicoanálisis. Teniendo en cuenta esto cabe aclarar que la entrevista de admisión no necesariamente constituye una única entrevista, sino que se realizan una serie de encuentros tanto con los padres o responsable del niño, como con los niños según la singularidad del caso. En algunas ocasiones solo se entrevista a los padres una vez y se decide comenzar el tratamiento, otras veces se acuerda una entrevista con el niño antes de decidir la admisión. Y  en otras oportunidades el proceso de admisión puede constar de varias entrevistas con los padres y con el niño. Esto nos lleva a pensar que no se trata de un procedimiento estándar, siempre igual. 

El proceso de admisión en tanto dispositivo clínico institucional es “un modo de entrada”(1) donde cada paciente será escuchado en su singularidad. Queremos destacar así, que desde esta perspectiva, el proceso de admisión rebasa el mero trámite administrativo para ser pensado con sus alcances clínicos y terapéuticos.

Es aquí en un primer momento donde surgen  algunas cuestiones como: ¿qué se admite en el equipo?, ¿a partir de qué criterio? Y también una pregunta que se plantea desde el comienzo en un equipo de niños: ¿de quién es la demanda? ¿de dónde proviene? Estas últimas preguntas nos trasladan a un plano diferente, donde lo que emerge nos lleva a plantearnos otros cuestionamientos. A saber, ¿quién sufre?, ¿de quién es el padecimiento?

Para comenzar, nos gustaría situar una cita de una psicoanalista, quien propone:  “…cuando el dispositivo de admisión está a cargo de un analista. Este deberá responder en nombre de la institución a la demanda de admisión y para ello deberá regirse por los parámetros institucionales, pero también habrá un más allá de lo administrativo que será efecto de la escucha analítica”(2).

Creemos que es a partir de esta escucha analítica que se pueden ir esbozando algunas respuestas para nuestros interrogantes del comienzo.
A partir de nuestra experiencia al participar en las entrevistas de admisión, pudimos pesquisar algunas diferencias en cuanto a las formas de presentación del padecimiento que llevan  a la consulta. Con frecuencia, llegan al Servicio madres y padres que consultan porque su hijo/a “está triste”, o “está agresivo”. Porque “se hace pis o caca encima”, “llora”, “se enoja”, entre otras cuestiones. Es decir, en estos casos se puede apreciar que la consulta apunta a algo que le pasa al niño y que los padres vienen a contar.

Sin embargo, hay también muchos otros casos en que el discurso de los padres suele tener que ver con que no saben “qué hacer con su hijo, cómo manejarlo, cómo hacer para ponerle límites”. Porque en la escuela les dijeron que consulten, o se los sugirió el pediatra. En estos casos lo que se pone en juego, en cambio, es algo que les pasa a los padres (o maestros) con respecto a los niños.

Es en este sentido que podemos ubicar algunas referencias teóricas que nos permitan pensar esta cuestión. En un escrito, un analista de niños sitúa el “sufrimiento de los niños”(3) en sus dos acepciones a partir de hacer jugar el uso del genitivo. De este modo, se podría pensar por un lado que existe un sufrimiento de los niños, en tantolos niños sufren. Y por otro lado, se podría ubicar el sufrimiento de los niños en tantoalguien sufre de los niños.
Creemos que poder ubicar esta diferencia es uno de los objetivos de la entrevista de admisión, lo que respondería algunas de las cuestiones inicialmente planteadas. Ya que si bien la demanda en un comienzo proviene de los padres, o de aquellos que se acercan a realizar la consulta, de lo que se trata es de poder ubicar en dónde se sitúa el padecimiento, quién sufre. A partir de allí será la decisión de comenzar un tratamiento con el niño o pensar en una “orientación a padres”, o tal vez trabajar simultáneamente con ambas cuestiones.

Hay también otras ocasiones en las que lo que llega a la consulta es la preocupación de los padres en relación a algún acontecimiento reciente, como ser la muerte de un familiar cercano, la separación de los padres, el cambio de escuela. Aquí lo que se juega tiene que ver con la percepción de los padres acerca de las consecuencias que dichos acontecimientos pueden tener sobre los niños. Nuevamente se tratará de ubicar a quién afectan principalmente estos cambios. ¿Al niño? ¿A los padres?

A veces lo que llega a la consulta son cuestiones que tienen que ver con hechos (o sospechas) donde los niños son víctimas de abuso, de violencia o maltrato. O donde lo que se plantea está ubicado en el entorno del niño y la situación de riesgo en la que el mismo puede llegar a estar. En muchas ocasiones los hechos relatados se sitúan en el pasado.

En estos casos también se requiere poder escuchar analíticamente. Tratando de ubicar por qué se realiza la consulta en este momento y no se efectuó antes.

Es habitual también que la consulta adquiera la modalidad de la queja. Los padres vienen a quejarse de su hijo/a, la madre viene a quejarse del padre, o de sus propios padres, o de la maestra. O traen el informe del colegio, donde lo que aparece es que la escuela se queja del niño o niña. En todos estos casos resulta difícil ubicar el motivo de consulta, ya que se desdibuja el lugar de donde proviene el padecimiento y se corre el riesgo de perder de vista al niño. 

Lo importante será poder evaluar si algo de esto que le “molesta” a los otros, afecta al niño. Y ¿quién mejor para decirlo que él? Por eso en estas situaciones donde no queda claro de quién es el sufrimiento, y si algo de eso que dicen los padres afecta al niño, se lo cita para una entrevista antes de decidir comenzar un tratamiento. Los padres dicen esto, pero ¿al niño le pasa algo con esto que ellos traen como motivo de consulta?

Una cuestión importante a tener en cuenta en la clínica con niños, es el hecho de que un niño nunca llega solo, siempre es traído por Otro (padres, escuela, hogar, juzgado, etc.), y en este sentido será crucial determinar y diferenciar la demanda de los padres de la del niño, si la hubiera, para luego en transferencia ponerla a trabajar.

Bibliografía consultada:

(1) Coronel, Marta : “La admisión en la institución Pública”, Perspectivas de la clínica de la urgencia. Inés Sotelo (compiladora), Grama ediciones, 2009.
(2) Roa, Adriana (2002): “La admisión no es una entrevista preliminar”. En Hojas Clínicas 5, Buenos Aires , JVE Ediciones.
(3) Peusner, Pablo (2008): “El niño y el Otro. Puntuaciones acerca de la presencia de padres/parientes en la clínica psicoanalítica lacaniana con niños”. En Teórico abierto de la cátedra El juego en los limites: El psicoanálisis y los problemas en el desarrollo infantil, a cargo de la Prof. Norma Bruner.